Ya llevaba con mono de cine varios días, y por fin el martes llamé a una amiga, desefundé mi cartera y me metí en los cine Princesa a ver Laurence Anyways (2012), una película de la que no había leído apenas, y de la que sólo sabía el nombre del director: Xavier Nolan, este joven canadiense que está revolucionando el mundo del cine, ganador de numerosos premios por sus dos anteriores films: J'ai tué ma mère (I killed my mother, 2009), y Les Amours imaginaires (Heartbeats, 2010).
Soy defensora de descubrir las películas por uno mismo/a, creo que ir con
ideas muy preconcebidas rompe la magia y la espontaneidad. Por eso no os
la voy a destripar mucho, por eso quizá tampoco quise leer demasiado. No había visto ni el trailer, sólo había leído por encima una reseña, lo justo para saber de qué iba: novio le dice a novia que quiere ser mujer. Duro, ¿no? Pero hay mucho más...muuucho más.
Una historia de amor quebrantado
Se ríen, se emocionan, se entienden, se conocen, comparten los mismos ideales, tienen sus propias bromas, locuras, hábitos...Fred y Laurence son, por así decirlo, una pareja perfecta. Pero ya se sabe que en esta caprichosa (y tan puñetera, permitámoslo decir) vida, la perfección no tiene lugar ni siquiera en el amor.
Laurence (Melvil Poupade) es un escritor con talento y brillante profesor de literatura en un instituto. Parece que no le va mal aparentemente, pero algo le impide ser feliz, un conflicto interior que ya es perceptible para el espectador cuando observa los peinados de sus alumnas y fantasea con lucir unas largas uñas. Un secreto que ha guardado al mundo entero, y que por fin decide confesar abiertamente: quiere ser mujer.
Su pesar es la sensación de que le ha robado la vida a otra persona; no quiere ser
él, quiere ser ella. Su tormento le ha acompañado durante años,
esperando a que se le pasara, a que fuera algo temporal. Pero no
puede ocultarlo más y necesita expresar su feminidad, aún con los
riesgos que conlleva: ¿Qué dirá su madre, esa mujer prácticamente
desconocida a la que casi nunca llama? ¿Y su padre? Ese hombre incapaz de moverse de un sillón, permanentemente pegado a un televisor? ¿Y en el instituto?
¿Cómo reaccionarán sus alumnos y sus compañeros al verle con una falda y unos tacones? Y por supuesto, ¿qué hará Fred?¿Qué pasará con el principal pilar de su vida?
Fred (Suzanne Clément), esa chica liberal, moderna, algo loca y divertida, empieza a oscurecerse cuando escucha de la boca de Laurence su íntimo secreto. "¿Quieres decir que todo lo que yo amo de ti, tú lo detestas?", le pregunta. Pero lejos de abandonarle, Fred decide que van a hacer esto juntos porque, como ella afirma, "necesita despertarse todos los días a su lado". Su amor es tan fuerte como una droga, la mayor adicción de sus vidas, y su mayor soporte.
Pero nadie dijo que fuera fácil. Los esfuerzos por permanecer unidos, por hacer frente al qué dirán, a la familia, los amigos, las convenciones y las faltas de respeto, serán cada vez más grandes y más difíciles. Los obstáculos y los impedimentos llevarán a Fred y Laurence a replantearse sus caminos, sus objetivos, y su relación.
La belleza está en el interior, y lo que amamos es la persona, pero ¿hasta qué punto el amor prevalece sobre todo lo demás? El amor consiste en ser feliz con la felicidad del otro, pero ¿hasta dónde alguien es capaz de llegar, si la felicidad de la persona que ama se convierte en su propia tristeza?
No sólo un guión
Lo más interesante de esta película quizá no sea tanto el guión (en parte criticado por la ambigüedad de Laurence) y el tema de la transexualidad, sino cómo está hecha. De entre todos los aspectos técnicos que se podrían destacar del film, yo destaco:
- Banda Sonora Original
La historia de Fred y Laurence arranca en 1989, en la ciudad canadiense de Montreal. Por tanto, no faltan clásicos de los 80-90, con grupos como The Cure o Depeche Mode. Un punto a favor de la película es la inclusión de música clásica en escenas clave, con piezas como la 5ª sinfonía de Beethoven, que aporta emoción y dramatismo, o Las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Resulta así una mezcla de estilos muy original y acertada.
- Metáforas visuales
No son muchas, pero las que hay son totalmente efectivas. Un toque diferente, sutil y efectivo, que hace viajar al espectador a su estado más emocional y más puro.Os animo a que las identifiquéis y, por supuesto, a que las interioricéis.
- Videoclips: historias dentro de la historia
Todos sabemos lo que es un videoclip; podemos definirlo rápidamente como un mini-corto promocional de una canción, en ocasiones mini-relatos, comprimido en 3 minutos de duración aproximadamente. En este film podemos comprobar como algunas partes tienen ese carácter de videoclip; acompañadas de una canción de pocos minutos de duración, se cuenta una historia dentro de la historia. El mejor ejemplo, para mí, cuando Fred entra en la fiesta mientras suena Fade to Grey, de Visage.
Otra de las mejores partes de la película, con este carácter videoclip que acabo de comentar, sería ese momento en que Fred y Laurence pasean por Île de Noir, mientras suena "A new error", de Moderat. Placer para los sentidos.
¿Algo más que añadir?
A todo lo que he comentado, debo añadir otros elementos como el juego con los colores y los planos, el fantástico uso de la cámara lenta, la empatía que transmiten los personajes, sobre todo Fred (Suzanne Clément está sencillamente fantástica), y, como resumen, la capacidad del director de hacer amena una cinta de casi 3 horas.
Dos horas y pico en las que el espectador es testigo de una lucha por la identidad, ser quien uno quiere ser, por el crecimiento personal, del sacrificio, de la reconciliación, y del amor. Porque esta historia a fin de cuentas gira en torno al amor, sea amor propio, familiar, sexual, atormentado, frustrado, o realizado...love anyways.
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